Pedir una tarta de zanahoria es un acierto siempre y cuando esté bien hecha. Toma nota de mis sitios preferidos en Madrid para ir con tu peludo.
Mañana es el Día Internacional del Carrot Cake (tarta de zanahoria). Esta receta nació de la escasez, parece que en el Reino Unido, y se popularizó en plena Segunda Guerra Mundial. La más rica la comí en Dean & DeLuca (Nueva York), en Estados Unidos es todo un clásico desde 1960. En Madrid también lo parece y creo que no querrás perderte una porción de este pastel en alguno de mis sitios favoritos.
A pocos metros de Madrid Río, después o antes de hacer unos kilómetros por ese espacio verde incomparable, nada como sentarse en Camarote Vintage. Sonia Fernández, su co-propietaria, prepara la tarta de zanahoria más exquisita de la capital (4,50€). La hace el mismo día, su receta es equilibrada, esponjosa y húmeda. No dejo ni las migas.

En mi mesa de Camarote Vintage no puede faltar, tarta de zanahoria (4,50€), brownie y té ahumado.
También soy habitual del Delic Madrid, en el barrio de La Latina; permanece fiel a si mismo desde su apertura en 1998. A cualquier hora del día se puede comer una de sus tartas (porción, 6€; media, 3,50€); las he probado todas. Suele estar siempre lleno y, cuando llegan los días de sol, su terraza explota.
- Fachada de Delic Madrid.
- El cantante Sergio Márquez, mi novio, disfrutando del carrot cake de Delic Madrid.
En Chamberí, descubrí las propuestas de Levaduramadre en su local de la calle General Álvarez de Castro 18 cuando vivimos cerca de allí (pastel de zanahoria; 4,50€). Pero mi preferido en el barrio es Abolea. Está muy bien decorado. Su cocina es saludable, todas sus tartas son tentadoras (5,50€) y tienen una buena cava de vinos. La mesa del escaparate es única en Madrid, invita a quedarse, a seguir conversando, comiendo cosas ricas y tomando fotos de todo.
- Espacio de Abolea.
- Carrot cake de Abolea.
Celicioso prepara la opción sin gluten (3,20€). Está de moda y el servicio no es atento. De todos modos, vale la pena probar esta versión en su local de la calle Barquillo, donde hay detalles estupendos como las asientos tapizados en la tela diseñada por Serge Castella para Gancedo y cuelgan de la barra cacerolas de cobre.
- Eros en Celicioso.
- Cacerolas de bronce.
- Sin gluten.
- Recibiendo mimos del personal.
Piero Furia, un italiano, es el propietario de Pinkoco. El logo de su marca lo protagoniza un teckel. El espacio evoca un destino tropical de lujo. Allí sirven cócteles bien servidos y dos tartas caseras (la de zanahoria, 4,50€); llegan recién hechas a diario. Prueba alguna o todas y cuéntame cuál te ha gustado más.
Texto: Christian Oliva-Vélez
Fotos: Christian Oliva-Vélez/ Levadura Madre/ Abolea
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