En Gràcia, A Casa Portuguesa mima los manjares del país vecino.
ACasa Portuguesa, la esquina lusa de Barcelona (carrer de l’Or, 8). Peregrinando, buscando lugares dog friendly, me topé con el Gallo de Barcelos, invita a entrar. Despertó mi atención una imagen de San Antonio de Padua, patrón de Lisboa. Recorrí su oferta y probé sin remordimientos. En 2006, los autodidactas Leonor Castro y Pedro Ramos idearon esta propuesta. Brindan tributo a la gastronomía de su país.
Mi oído lo deleita Billie Holiday (vinilos, 3- 20 €). Llama la atención el envoltorio de las conservas Jose Gourmet, pintado por artistas portugueses. Me sorprendieron las mermeladas de Meia-dúzia, su envase recrea los tubos de pintura.
Sobre crochet, probé una sopa (de estación y vegana). No faltó el pan típico, hecho con harina de Portugal y un porcentaje elevado de agua. Cambié de lugar, me senté en una mesa con pactwork de azulejos de la Fábrica de Sant’Anna. Comí una tarta de verduras. Todo se prepara en su cocina y hasta ofrecen servicio de catering (menú, 7.50 €).
Llegó el momento de catar el pastel estrella, el de nata; hornean hasta 400 al día (1.20 €). Ojeaba a Pessoa cuando llegó mi beso comestible, lo espolvoreé con canela. Con mis papilas gustativas activadas, me despedí con un chupito de ginjinha (licor de guindas).
Texto y fotos: Christian Oliva-Vélez
0 comentarios