Con motivo de la boda de nuestra querida amiga, Lulu Figueroa Domecq con Adrián Saavedra, y volando con Iberia Regional Air Nostrum, conocí el mejor hotel de Jerez. Fueron dos días inolvidables.
Llegamos a la Terminal 4 del aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas con el tiempo muy justo. Facturamos en el mostrador de Business y pagué 25 euros por llevar a Eros en la cabina. El embarque había empezado y nosotros aún no habíamos pasado el control. Como no facturé equipaje, el avión no esperaría por nosotros, y como en este aeropuerto no se efectúan llamadas de última hora, empezamos a correr. Descamisado y sin aliento, estamos a bordo de la cabina de Business y en la primera fila. Guardan mi traje y equipaje en una armario destinado solo para esta clase. Eros viaja adentro de su transportín y a los pies del asiento de al lado, que también está reservado para nosotros. Él va sobre almohadas y yo muy cómodo en mi asiento. Compruebo que le llega el aire acondicionado. ¡Qué placer es viajar así! Acepto un periódico. Después de una toallita refrescante, aunque no hubo tiempo para desayunar en la Sala Vip de Iberia, la azafata me sirve un bandeja que me preparó con mimo. El servicio abordo es excelente, tanto es así que por esto, Air Nostrum está en el ranking Top 100 de 2016. Asimismo, no me extraña que la aerolínea haya sido elegida por la consultora londinense Skytrax como la segunda mejor compañía regional europea en los World Airline Awards 2016.
10:05. Aterrizamos en Jerez a la hora prevista. El reactor de Air Nostrum era el único avión comercial en la pista de este aeropuerto boutique. Cogimos un taxi (22,40 € tarifa plana) y en 20 minutos estábamos haciendo el check-in en el hotel Barceló Montecastillo. El calor es infernal. Nos recluimos en la villa 541, un pequeño chalet de dos plantas con terrazas y jardín. El interior es funcional, hasta tiene una cocina equipada. A Eros lo reciben con galletas, pienso, dos bowls, una cama y una guía «Very Important Pet» que incluye veterinarias cercanas y otros servicios relacionados. Para mí, un plato de frutas y agua, me encantan estos detalles saludables (villa con desayuno, a partir de 183 €, suplemento por perro y noche 20 €).
Desempaqué. Con Eros dimos una vuelta. Regresamos enseguida, hay que evitar a toda costa los golpes de calor. Lo deje con el aire acondicionado. Me voy a conocer las dos piscinas del hotel, una tiene una sombra fantástica de los árboles, con hilo musical, y la segunda es olímpica e ideal para tomar el sol. Las vistas al campo de golf, el estanque con su fuente, gansos y patos son el escenario donde está el restaurante y la cafetería. Quedé con otras dos invitadas a la boda, con Marta y Eva. Elegí un salmorejo exquisito y una ensalada. No faltó la cerveza helada y las historias de perros. Lo pasamos genial. Después, me reuní con Eros. Se está muy a gusto en la villa. Me quedó leyendo, él duerme a mi lado.
Es la hora, tengo que prepararme para la boda. Sobre la cama, coloco mi ropa. Me ducho. Eros ya sabe que me voy y que él no me acompañará. Toca afeitarme. 15 minutos después, salgo de la villa. Cantan el jilgero, la curruca cabecinegra, el verdecillo, todo un concierto vespertino de ensueño. Parece que ellos también saben que hoy se casa una pareja amante de los animales. A la hora prevista, me reúno en la recepción con Marta y Eva. Aire acondicionado al máximo.
19:00, estamos en Santiago, la finca de Lucila Domecq, la madre de la novia, y de Bertín Osborne, su ex cuñado. Ha llegado el día tan esperado para Lulu y Adrián. Estoy feliz y no puedo ni imaginarme lo felices que deben estar ellos. El sol sigue azotándome sin compasión. Huyo, al menos, de sus rayos UV con las gafas de sol. Necesito un abanico. En el próximo post, os contaré todos los detalles de la boda más divertida de mi vida.
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