El día se presentó generoso, lo anunció el cuco. Mirando el paisaje, me duché con las ventanas abiertas. Di las gracias por una mañana como esta y la comparto contigo.
Desde la cama, comodísima, contemplé el pico Almanzor. Eros salió a hacer sus cosas. Escuché la orquesta de cucos y ruiseñores. Descalzo, pisé el suelo hidraúlico del baño, hecho a mano y con diseño marroquí. El revestimiento de las paredes es de micro cemento (muy higiénico y no se agrieta). Mirando el paisaje, me duche con los amenities de Argan Meadow; marca 97% natural y orgánica, el Argania spinosa es uno de los árboles más antiguos de la tierra.
Mi piel desayunó las fórmulas de Alex Carro. En la mesa del comedor, tomé agua caliente con limón, un bizcocho de naranja recién horneado, aceite de oliva extra virgen de Jaén y yogurt artesano de vaca batido de la quesería Estrada Castaño. También probé los quesos de Candeleda, realizados por cabreros, mermelada de fresas hecha en la quinta, uvas y nueces.
Salí con Eros a descubrir la quinta. Desde lo alto nos miró un Águila Real y buitres. A baja altura, volaban los cuervos y cigüeñas. Cantaron cucos, guilgueros, curibitas y gorriones. Por un sendero encantado, llegamos hasta un salto de agua. A 500 metros de altura, Quinta San Cayetano es un palco en la Sierra de Gredos. Más tarde, disfruté de la cocina de la quinta; te contaré mi experiencia en el próximo post.
0 comentarios