Kutná Hora tuvo minas de plata, el material precioso que enriqueció al reino de Bohemia. Con Eros en brazos, vivimos de cerca parte de su legado en la Corte Italiana.
Es evidente que Kutná Hora fue una ciudad muy rica. Paseando por las callejuelas adoquinadas, las mismas que vieron crecer al poeta Jirí Orten, vi una construcción con forma de pirámide, allí estaban los caballos que trabajaban para subir las toneladas de plata de la mina. Una excursión de niños entró al interior de la mina. Accedimos al patio de la Corte Italiana, palacio creado bajo el reinado de Wenceslao IV (siglo XIV). Kutná Hora fue el corazón económico del Reino de Bohemia durante 400 años y, en este palacio real, era donde se acuñaban las monedas.
Dentro del castillo, con Eros en brazos, me reuní con David, mi guía. Con él, viajé a la Alta Edad Media. Conocí la sala donde hay un fresco que recrea el primer nombramiento del rey de Bohemia. En la capilla, pinturas al temple de estilo Art Nouveau, las creó un alumno de Alfons Mucha. David me hizo una demostración de cómo acuñaban los “groszes praguenses”. Antes de dar el golpe, con una maza pesada, con mis manos tapé las orejas de Eros. No me extrañó que los monederos se quedaran sordos. David me obsequió monedas doradas y plateadas.
Con tanto para disfrutar, cómo no continuar conociendo el pueblo más bonito de la República Checa. Para quedarse un par de días, el hotel U Kata es asequible y dog friendly (AD, 68€; extra por noche 8€). Haz clic aquí para conocer más detalles de este viaje.
0 comentarios