En El Columpio se come rico. En su cocina no falta buena materia prima y, en la sala, buena atención y siempre está llena.
El columpio, es el título de la famosa obra de Fragonard y el nombre del ‘restobar’ que visitamos con Eros en Madrid (El Columpio; calle de Caracas, 10; +34 91 378 75 12). Mi amiga Elena Solinis, me hizo una reserva. No coincidí con Esteban Arnáiz, propietario del grupo Le Coco y buen anfitrión. El interiorismo tiene pinceladas de reciclaje y elementos que me recuerdan a una zona de breakfast familiar, es un local acogedor. Elegí una esquina de colores pastel y luz natural. Senté a Eros sobre una servilleta. A mi mesa llegó un señor cubo, revestido de madera y lleno de mantequilla francesa: ¡exquisita! Pedí una copa de Ribera del Duero y San Pellegrino.
Rodeadas de ladrillo pintado de blanco, las mesas se fueron llenando de gente de toda índole. Aquel día, Eros fue el único perro (son todos bienvenidos). Para empezar, pedí burrata y provolone. El pulpo con puré y el tartar de salmón con aguacate están riquísimos. Para cerrar esta experiencia mediterránea, dos postres caseros y clásicos, tarta de manzana y coulant de chocolate.
Después de comer, dimos un paseo por el barrio de Chamberí. Uno de los rincones más bonitos de Madrid es el edificio y jardín de las Hermanitas de los Pobres. Asilos como los de Juana Jugan no se encuentran en todas partes.
Texto y fotos: Christian Oliva-Vélez
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