La historia flota por el aire. Estoy en el Monasterio de Guadalupe, una de las grandes abadías españolas y el monasterio más importante de Extremadura. Desde pequeño, disfruto recorriendo el rico patrimonio histórico, artístico y cultural de este país. Los guardianes de este Patrimonio Mundial por la UNESCO son los monjes de la Orden de San Francisco. El claustro mudéjar es de finales del siglo XIV. Este testimonio me dejó sin palabras.
Contemplo las formas góticas e islámicas del templete, arcos de herradura, lienzos que cuentan la leyenda de la Virgen de Guadalupe, los azulejos. Todo el conjunto es de una gran belleza. Predomina el color rojo pompeyano. Me acerco a la luz del sol. Cierro los ojos. Huelo el aroma de cédrat de L´Occitane que tengo en mi piel. Percibo que este lugar está lleno de tesoros y secretos. Eros me está esperando. Regresaré.
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