Para celebrar el inicio de cada nuevo día, en otoño, me gusta ir con Eros a un bosque. Él corre sobre edredones de hierba verde. Le tiro piñas y palos. Abrazo a un pino. Disfruto del aroma de las encinas y de la tierra mojada por el rocío.
Siempre que podemos, hacemos esta excursión. Comparto todo pero no desvelaré el nombre de este sitio, me encanta poder disfrutar de este bosque con Eros.
Hace un día maravilloso y regresamos por la tarde. Nos cruzamos a un pastor con perro y ovejas, nos saludamos como todos los días. Donde hay ovejas suele haber garrapatas, estoy tranquilo porque Eros está protegido con la pipeta de Advantix y lleva puesto el collar de Seresto. Dos jinetes al galope me roban un suspiro: ¡qué ganas de montar!
A Eros le atrae, en especial, una zona alta donde la tierra está revuelta. Creo que ese alboroto es obra de los conejos, por no creer que es de otro animal. Como no quiero frustrarlo, dejo que disfrute de su instinto de cazador. El sol se está poniendo.
De regreso, no puedo creer lo que veo. A 15 metros hay: ¡cuatro jabalíes! Están excavando la tierra. Me quedo quieto. Ellos nos miran. Nosotros debíamos seguir hacia adelante pero eso sería desafiarlos. Deben pesar cientos de kilos y, con sus colmillos, si nos atacaban, no creo que Eros hubiera podido hacer mucho ni yo con un móvil, solo llamar al Seprona (062). Como no fue necesario tampoco trepar a un árbol, nos alejamos atravesando un tramo de bosque cerrado. Miré atrás y vi correr a uno de los jabalíes, son muy veloces.
Los bosques han enseñado libertad al hombre. Paul Bourget.
Gafas GUCCI
Abrigo y camisa TOMMY HILFIGER
Jersey y pantalón DOCKERS
Zapatillas GEOX
Collar SERESTO
Fotos: David Suárez Fernández
0 comentarios