Feliz Pascua me deseo mi madre esta mañana. Salí con Eros de ruta. Fue un día de paz e introspección.
En el día de resurrección, hacemos parte de los 20.2 km del Camino Natural Vía Verde de la Plata. Viajo por una causa, realizo acciones solidarias y escribo. Aún no sé porque pero, encuentro cierta similitud entre caminar y escribir.
Un cigüeña sobrevuela el río Tormes. Su caudal es muy generoso y se deja oír. Atrás dejamos la villa ducal vinculada a Santa Teresa de Jesús. Eros me sigue de cerca. Las paredes de pizarra del camino están revestidas de musgo gris, verde, marrón y ocre. Entre el invierno, que no quiere irse, asoman algunas flores. Un toro da un mugido al vernos pasar. Atento a todo (como Eros), oigo un gañido. Dejo que mi oído me guie. Allí va el milano real sobre el verde; así se refiere Garcilaso a esta ribera. El horizonte está cubierto por montañas nevadas.
El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos. Santa Teresa de Jesús
Más adelante, se alza un ser sensible de vestiduras blancas. Su perfume es meloso. Las abejas se están dando un festín. Una mariposa naranja sabe que estoy y, cuando voy a hacer la foto, vuela rozándome. Aunque yo no abrace la vida carmelitana, disfruto contemplando lo real. Qué bonita es la vida en buena compañía. ¡Feliz Pascua!
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