En pocos países se puede comer tan bien como en España, una muestra de ello es el restaurante El Jardín de Orfila. Además, más amigos acudirán para apoyar #NoAlAbandono de los perros. La tarde promete ser perfecta.
Mientras Eros duerme en nuestra habitación, elijo un pan, aquí son artesanales, un pecado. El menú, que me han diseñado, tiene seis pasos. Para empezar, un salmorejo me lleva al verano. A continuación, el perfume de la menestra de verduras con hierbas aromáticas, las texturas y el sabor colman todos mis sentidos: ¡sublime! Llega el tercer plato, huevo poché con guiso de boletus de temporada, patata y trufa melanosporum. Para mezclarlo, lo rompo por el medio, la yema del interior está a baja temperatura, se derrama, y lo empapa todo. Borja Muñoz, el sumiller y maître también tuvo libertad para elegir el vino. Me sirvió un Román cepas viejas 2014, D.O. Campo de Borja, uno de los mejores garnacha del mundo (Gold Medal 2014). Aunque desearía permanecer aquí más tiempo, las agujas del Montblanc no se detienen. Llega la cococha de atún glaseada con guiso de tomate de árbol y crujiente de aceituna negra. Sin palabras. Como preludio del postre, Borja se presenta con un Sauternes de Château Violet- Lamothe (Burdeos). Exquisito. El Jardín de Orfila culmina mi agasajo con una obra de arte, se trata de las migas de chocolate con espuma de leche y helado de yogur. Los colores, volúmenes y texturas me remiten a una pintura orgánica de Miquel Barceló realizada en África. Sin necesidad de desembolsar una fortuna, con la cuchara de plata, me adueño de esta pieza. No tenemos tiempo para los cafés, tengo citas con otros amigos que vienen a apoyar el #NoAlAbandono de los perros.
Me encuentro con Eugenia Ortíz Domecq, juntos salimos a pasear a Eros. La cadena y el colgante que lleva ella me llaman la atención. Me cuenta que acaba de lanzar Lo’ne, su firma de bisutería fina. Hoy sus hijos, que tiene tres, están de cumpleaños. Le agradecí que, a pesar de sus compromisos, se hiciera un hueco para apoyar mi causa. Ah, su padre es Bertín Osborne, uno de los personajes más queridos en España. Más tarde, llegó Lily Sciorra, amiga del alma. Es argentina como yo, muy conocida en aquel país del hemisferio sur. Su marido fue portada de la revista Times por ser el empresario futbolístico más importante del mundo. Lily es una madre muy valiente. Recientemente, le ganó la batalla al cáncer dándole la espalda a la medicina tradicional. Le apasiona la moda, es una clienta excelente de las primeras firmas y aunque no tiene perro, Eros la adora. Siempre que la ve, él le besa sus pies, me asombra. Al cabo de un rato, tengo que pararlo, aunque, a Lily no le molesta lo más mínimo. Hoy lleva puesto un total look de Chanel y perfume de rosas.
Carlos Fontaneda, el nieto del fundador de Fontaneda, regenta El Perro y La Galleta, uno de los restaurantes de moda de Madrid, y abre su tercer restaurante en breve. Jugando con Eros, me cuenta que, pronto, abrirá un hotel muy personal. Un avance, solo tendrá un par de habitaciones. Esta experiencia será nueva en Madrid.
Es la hora del té. Llamo a room service. Me encantan las teteras de plata, le sirvo a Lily un té de Harney & Sons organic. Desde recepción, me anuncian la llegada de mi amiga Beatriz Pastrana, ella tiene las mejores fincas y espacios de España para realizar eventos corporativos. Viene con Mar Aguilar, una diseñadora de joyas autodidacta que, con sus creaciones (no más de 500 €), ha sabido conquistar a la Reina de España y a Isabel Presley entre otras personalidades. Constantemente está lanzando nuevas joyas (20 apróx.). En el próximo post, conoce cómo fue nuestro último día en el Orfila y su barrio.
La ironía es la forma más alta de sinceridad. Enrique Vila-Matas.
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