Septiembre. Cae la tarde. Rodeado de naturaleza, todo se vuelve barroco, dorado. La brisa me acaricia. Palpo mi rostro y lo encuentro jugoso. El agua me mantiene más hidratado que nunca y lo hace gracias a la cosmecéutica (cosmética y farmacéutica) coreana, que potencia la hidratación celular. Comparto mi último hallazgo.
Años atrás, probé unas mascarillas coreanas de colágeno y me impresionaron; Corea del Sur es una superpotencia mundial en lo que a belleza y cuidados de la piel se refiere. K-Beauty o cosmética made in Korea es sinónimo de excelencia. Gracias a Elena Solinis (@pocapenaelena), amante de los animales y magnífica profesional de la comunicación, descubrí lo último en limpieza, hidratación y nutrición. Lagom llega de Seúl (Corea del Sur) bajo el lema `not too little, not too much´(ni poco, ni mucho); en sueco, lagom significa equilibrio, la cantidad justa o adecuada. Apoya su mensaje una balanza griega de dos platillos; he comprobado que, en sus fórmulas está presente la gran precisión que representa. Si la piel no bebe, se apaga. Si la piel no se hidrata, envejece. La alquimia creada por Lagom es unisex, sus productos son naturales, sin conservantes, parabenos, parafinas u otros ingredientes nocivos, testados dermatológicamente y no testados en animales (lagomeuropa.com).
A diferencia de los coreanos, a mi me fascina disfrutar del sol, igual que a Eros; a veces utilizo SPF50. De todos modos, siempre me gustó ver mi piel sana, suave, luminosa y me cuido tanto como puedo. Además de una alimentación muy saludable, la clave está en la hidratación. Lagom me sedujo primero por el packaging, blanco, radiante, su logo y el claim. Su aroma me hace cerrar lo ojos, me evoca a un paseo por el Golfo de Nápoles; las primeras notas y únicas, para mí, son de agua de limón y algas. Lagom es súper eficaz, gracias a su fórmula entre cosmética y medicamento, que cumple funciones tanto terapéuticas como farmacológicas, noto mi piel más equilibrada de lo habitual. Gracias al DermaFlux, mis acuaporinas-3 (membranas de las células) están activadas y el agua fluye hacia mis queratinocitos (células predominantes de la epidermis, la capa más superficial de la piel). Es decir, las células de mi piel retienen y aumentan el agua de su interior. Mantengo la hidratación durante todo el día. Esta fórmula alquímica de la juventud es obra de Peter Agre, galardonado con el Premio Nobel de Química por su descubrimiento.
Por lo pronto, hace menos de un mes, empiezo y termino el día con el Gel To Water Cleanser, es una limpiadora extra-suave de textura acuosa y muy agradable (28€, 220 ml; no necesita aclarado, perfecta para la rutina matinal y sin perfume). Después de despertar mi células y los canales de agua, utilizo un tónico, de otra casa, para equilibrar el pH. Una vez que se absorbe, aplico poder de hidratación con Deep Moisture Cream (42€, 50 ml). Además de hidratar, ayuda a calmar, regenerar y fortalecer la barrera natural de la piel. Es blanca, rica, sedosa, ligera (no grasa), y se desvanece entre la piel. Lagom me ha sorprendido.
Además de vivir escribiendo, leyendo y editando —con luz natural y artificial—, paso muchas horas del día paseando o practicando senderismo con Eros y me encanta la sensación que tengo de mi rostro al tocarlo. Me voy a la cama sin tener la cara cansada e inicio el día con la piel jugosa, hidratada. Poco a poco, con mi nuevo ritual made in Korea, y a mis 44 años, noto menos presencia de poros abiertos, manchas y mis arrugas se han atenuado.
He enriquecido el tesoro que le brindo a mi piel y, como compartir es vivir, tú también puedes hacerte con Lagom en su tienda on-line (lagomeuropa.com) y en Madrid: My Little Momó (Villanueva, 21), Ara Rosón (Príncipe de Vergara, 7) y El Paracaidista (Calle de la Palma, 10; es un concept store dog friendly). Para nuestro próximo viaje, para no dejar de disfrutar, creo que me llevaré el Mini Travel Kit (27 €).
Texto y fotos: Christian Oliva-Vélez/ Lagom Cosmetics
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