Isabel Ottino transita entre la moda y los conventos de España. Creó el Jardín del Convento. Además, es una reconocida estilista y adora a los animales. La acompaña Marnie, su galga lleva el nombre de un personaje de Hitchcock.
Marnie es una galga divina. Isabel Ottino, su madre humana, me confiesa que también es una pequeña ladronzuela. Fue adoptada en la asociación Evolución. Hace tres años y medio, abandonaron allí a la madre biológica cuando terminó la temporada de caza y estaba preñada. Tuvo cuatro cachorros. Gracias a Evolución, todos fueron adoptados, incluida la madre. La nueva familia de Marnie es además dog friendly traveler, siempre que viajan, se la llevan con ellos. No en cambio para volar, lo harán cuando puedan ir con ella en la cabina.
No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor. Santa Teresa de Jesús.
Ottino pone al alcance de todos una cuidada selección de los mejores productos de los conventos de España. Louis Vuitton European Cities City Guide recomienda El Jardín del Convento en su guía y otras tantas publicaciones se han hecho eco de este reducto de codiciadas delicatessen.
El espacio es del siglo XVII y está ambientado con lámparas de cristal de Murano en forma de luna, mostrador y estanterías del siglo XIX francesas, mesas de vendimia sobre alfombras de fibra de coco. Obviamente, el universo creado por Ottino es dog friendly.
La calidez y el aroma gourmand de El Jardín del Secreto me atraen desde hace años. Me fascinan sus velas artesanas de Vila Hermanos, en especial, la de madera de cedro y la de miel. Por otro lado, están los tés ayürvédicos de Pukka, productos ecológicos y los dulces conventuales. Lo que cocinan las monjas siempre está delicioso. Su devoción y entrega se hacen notar, no hay paladar que se resista a sus recetas.
Texto y fotos: Christian Oliva-Vélez
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