Nuestra primera noche en Oslo. El hotel más moderno y los barrios de moda.
En el ascensor del hotel The Thief, colocada en el espejo, la coreana Joo Yeon interpretada por Julian Opie está en modo contemplativo; las obras de este artista, de vídeo y paneles LED, son hipnóticas. Al salir en la quinta planta, veo en el pasillo otra fotografía de Richard Prince. Abro la suite superior 520. Nueve cojines sobre la cama. Eros está retozándose sobre la alfombra peluda y gris plata. Hay un gran cama para él y un juguete con forma de hueso, ambos de MiaCara, pienso y agua Voss —agua pura del sur de Noruega—. En el baño, una orquídea y amenities de Carita Paris y del hotel. Además, próximo al bar, hay un cajón dedicado al sexo.
Salgo a nuestro balcón, puedo ver parte de los muelles y del Fiordo. Qué serenidad. Sigue habiendo luz. Sin tiempo para mirar la hora, desempaco, le doy la cena a Eros, y quedo con David, que está en la habitación de al lado. Busco el atardecer de Eduard Munch y, en su lugar, encuentro un cielo de color zafiro. No grité pero exclamé asombrado: ¡esto es alucinante!
Es tarde. Dejamos atrás el perfecto barrio de Aker Brygge y nos vamos al de Grünerløkka. Hay zonas verdes y restaurantes de ambiente muy cool, todos tienen velitas. Es donde se reúnen los jóvenes, todo se muestra muy agradable. Converso con hombres y mujeres que saludan a Eros; me comentan que por aquí hay gente todos los días. Los perros están permitidos solo en las terrazas. Además de ver buenos looks hay otros de apariencia extraña, son los drogadictos, el gobierno cuida de ellos y no hay ningún peligro. Me atraen varios restaurantes. Al pedir una mesa para cenar, me informan que la cocina ya ha cerrado, los hacen entre las 22:00 y las 22:30hs.
La noche de Oslo
Pregunté a una camarera y me recomendó un sitio escondido. Cenamos en el Café Sara, es el único bar restaurante que cierra a las 2:30 am. Entre otros platos, sirven pizzas (16,50€), hamburguesas (16€), nachos y kebab (16€) con un toque turco. Nos sentamos en el cotyard, un patio iluminado con cables llenos de bombillas. Esta lleno, y es lunes. Lo frecuentan noruegos, los veo fumar y beber sin limite; cuando se les acaban las jarras de cerveza (7,50€), cada uno se levanta para que se la vuelvan a llenar. Es media noche y: ¡es de día! La música no deja de sonar (11:00-03:45; + 47 22 03 40 00).
Próximamente, compartiré más detalles de nuestra experiencia en la capital del reino de Noruega; según la publicación especializada en análisis y ranking US News and World Report, Noruega es el mejor país en cuanto a ciudadanía y transparencia. Asimismo el estudio destaca, su libertada religiosa, el respeto de los derechos humanos, la igualdad de género y donde la corrupción política es casi inexistente e insuperable por los demás países. ¡Qué maravilla de país!
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