Un libro de Taschen con fotos de París y un croissant. Este desayuno evoca la historia de una de las ciudades más bonitas y dog friendly del mundo.
París está presente en mi mesa de desayuno. Esta vez, lo disfruto gracias al repertorio de imágenes recogidas por Taschen. La ciudad fue construida en dos milenios de historia y entra en el tercer siglo de su romance con la fotografía. Fue a orillas del Sena donde Niépce y Daguerre alumbraron oficialmente este nuevo arte que, desde entonces, ha florecido desarrollando un lenguaje distintivo y se ha convertido en una herramienta vital de conocimiento. Estos instantes no volverán. Después de mi último viaje con Eros (haz clic aquí para descubrirlo), tengo más necesidad de París que nunca. Quiero saber más acerca de ella. Me declaro un enamorado de París.
Por fortuna, para los que aún no tengan el libro, ha salido una nueva edición de ‘París. Retrato de una ciudad’. El título nos conduce a través de la que Goethe describió como «una ciudad universal donde un paseo por un puente o una plaza evoca un gran pasado, donde en cada rincón se ha vivido un fragmento de la historia». Su historia se vuelve a narrar a través de fotografías que comprenden, desde los primeros pasos de Daguerre hasta las imágenes más recientes. Hablamos de un registro, casi exhaustivo, de más de un siglo y medio de transformaciones (desde 1830 hasta el 2011). Esa atmósfera parisina es fascinante, muda constantemente. París ha inspirado a escritores y artistas a lo largo del tiempo. Como una musa eterna, la Ciudad de la Luz nunca dejará de ser una fuente de inspiración.
Qué maravilla de libro. Es estimulante. Con mi croissant y escuchando a Juliette Grecó, recorro París con la mirada de Cartier-Bresson, Daguerre, Capa, Doisneau, Klein, Viollet, Lartigue y de otros artistas. Su mosaico de imágenes, del pasado y el presente, es maravilloso; un estudio fotográfico inmenso y único que, en cierto modo, es el verdadero álbum familiar de todos los parisinos. A ellos y a todos los que amamos París, es para quienes está dedicado este testimonio vibrante, afectuoso y tierno, orquestado por Taschen.
De la foto que elegí para ilustrar mi artículo, protagonizada por la reconocida actriz Anna La Pradvina y firmada por Jacques Henri Lartigue, rescato el amor por los perros —la vestimenta del año 1911 da para un debate que aquí no viene a cuento—. Y qué me dices de la fotografía que le hizo Doisneau a la cantante Juliette Gréco con un teckel: ¡me encanta! Voy a seguir desayunando. Me esperan más de 600 páginas y 500 fotografías, los textos que las acompañan también son muy interesantes. Haz clic AQUÍ para comprar este libro (30 €).
0 comentarios