Llueve, viento y frío, así está Madrid. Despegamos con el reactor de Air Nostrum rumbo a Alicante. Voy a empezar el año cuidándome. Me esperan en el Sha con Eros, el mejor Wellness Clinic de España y Europa.
Uno de los grandes deseos del ser humano es mantenerse joven, sano y lleno de energía. Necesito un reseteo, verme bien me ha gustado siempre. Además, tengo varias inquietudes que deseo resolver. El Sha me ha invitado para ayudarme a cumplir mi objetivo.
En la cabina de business de Air Nostrum estuvimos muy cómodos. Eros ni se inmutó y yo volví a empezar “El Tao de la salud, el sexo y la larga vida”. Descubrí esta biblia de la salud cuando tenía 20 años. Desde entonces, siempre que he podido, recurro a especialistas para que me ayuden a obtener la mejor versión de mí mismo. No dejo de buscar el equilibrio. A veces no logro conseguirlo y, otras, tampoco tomo conciencia de la importancia que tiene cuidarme de la manera que necesita mi organismo. Estoy muy contento de estar volando hacia el Sha, que para mí es el Principado de la Salud. Sin apenas darme cuenta, en 40 minutos, el paisaje cambió y lo gobierna el sol. Estamos en Alicante. Al desembarcar, en la salida, nos espera un elegante chófer. A bordo de la berlina, a la derecha está el Mediterráneo. Brilla, es un manto de zafiros. En pocos minutos llegaremos al Sha. Antes, le pido al chofer que detenga el coche para dar un paseo con Eros.
Desde 2009 que no venía. Al llegar, me gustó ver que el Sha ha crecido mucho. Es más increíble que antes. El área de wellness clinic tiene 5.000 m2, la más grande del mundo. Entramos en la suite, creo que es la misma en la que estuve entonces: ¡qué causalidad! La terraza tiene vistas a la montaña. Eros encontró su cama y agua para él. Le doy una galleta con forma de hueso, que también le ha regalado el Sha, y lo dejo jugando. Tengo una cita en la clínica. En un par de horas, con una asesora especializada hemos diseñado mi programa “Discovery 2016” con algunos tratamientos adicionales para los próximos cinco días.
Comenzamos. Voy sin ropa y cubierto de algodón, el acceso con albornoz está permitido en todo el Sha. Indiba Deep Care me espera en una cabina, es todo un clásico de belleza. Se trata de una avanzada tecnología de radiofrecuencia. Siento temperatura, calor. Estoy produciendo nuevo colágeno. Mejorará la vasodilatación. Después de una hora, me miro al espejo. Los resultados son visibles, muy satisfactorios. Siento la piel oxigenada, jugosa. No me extraña saber que, al parecer, Rafa Nadal tiene una Indiba y la utiliza para regenerar sus tejidos dañados. En mi caso, tendría que hacérmelo regularmente en el rostro, ya me ha salido papada y quiero frenarla a tiempo, me recomiendan hacerlo una vez al mes. Todo se andará, es más, mañana repetiré.
De este must de belleza paso a la cocina. Estoy en el “Chef Studio”, tengo una clase privada e individual de cocina macrobiótica con Federico Marro, uno de los asesores gastronómicos del Sha (110 min/ 195€). Él es un joven de Apricale, un pequeño pueblo de Liguria. Aprendió a cocinar con la nona (abuela) y ahora enseña a los huéspedes más curiosos del Sha a llevarse sus recetas a casa. Formó parte del equipo de cocineros como Rène Levy, discípulo de George Ohsawa, el precursor de la macrobiótica moderna. Hicimos un plato divertido y sabroso. Tempura de verduras de la huerta de Valencia y Alicante, fideos integrales japoneses, jengibre, algas de Galicia… La adaptación que hace de la macrobiótica al entorno mediterráneo hace que esta cocina sea irresistible para el paladar occidental.
Una dieta basada en alimentos de origen animal, como carne, leche y otros productos lácteos, genera mucha proteína defectuosa o basura. Cada uno de nosotros transportamos en nuestras células una gran cantidad de esta basura que no se ha degradado por completo. A medida que envejeces, estos desechos se acumulan y, como en cualquier vertedero municipal, se vuelven tóxicos. Hiromi Shinya.
Estoy entrando en un estado espiritual de conciencia que me encanta. Con vistas a la sierra, tomo el sol junto a la piscina con un jugo de zanahoria y pera. Me espera la cocina del chef Javier Díaz Esterri en Shamadi. El restaurante tiene unas vistas espectaculares. El microclima de la zona es notable. Las montañas visten poderosas nubes invernales que no hacen sombra a este reducto de salud. Veo a muchas personas sentadas solas, jóvenes y mayores. El chef sale a mi encuentro. Díaz Esterri me cuenta su carta y me dejo sorprender. La cocina es macrobiótica, muy saludable y riquísima. Esta dieta forma parte de un estilo de vida que crea salud y longevidad al estar viviendo en armonía con la naturaleza y el entorno. La creatividad de la carta me sorprende. Cada dos semanas el chef renueva el menú de manera cíclica y según la temporada. De todos modos, las recetas se mejoran cada día hasta lograr la perfección deseada. De sus menús me tientan hasta sus nombres: Bio Light, Kushi y Sha. En ellos, los valores nutricionales siempre están equilibrados. Probé un poco de todo, he disfrutado mucho. Para culminar, tomo una infusión de manzana kuzu. La elaboran con zumo natural orgánico de manzana y kuzu, un ingrediente muy popular en Japón y en la Medicina tradicional China. Javier lo conoció en Mugariz. Sus propiedades digestivas son milagrosas y es un clásico de Shamadi.
Después de treinta minutos en el Oxigen bar, me voy con Eros hasta la playa. Esta excursión nos llevó un par de horas. De regreso, ascendemos por un camino pronunciado. Al llegar, en la clínica me recibe el Dr. Vicente Mera, especialista en medicina anti-envejecimiento. Me sorprende con sus consejos para mejorar mi calidad de vida. Me recomienda que lea “La enzima para rejuvenecer” de Hiromi Shinya (Ed. Aguilar), uno de los inventores de la colonoscopia. El doctor da comienzo a la transformación de mis células. Por lo pronto, me propone eliminar mi basura acumulada en mis células. Para empezar, me recomienda un par de sesiones de hidrocolonoterapia. Lo voy a meditar. Me prescribe un tratamiento natural, que tome probióticos y berberina gold. Este último es un complemento que forma parte de la nueva línea del Sha, un suplemento a la vanguardia de la Ciencia de la Salud. La berberina es una planta medicinal ancestral muy potente. Su beneficio es el efecto hipolipemiante, brinda ventajas para el bienestar. Tiene numerosos efectos sobre el cuerpo humano: estimula la inmunidad, destruye los hongos parásitos (en los intestinos, en la piel) y regula los problemas intestinales (para más info. pincha aquí).
El programa ha sido muy agradable y ha transcurrido según lo previsto. No me extraña que los huéspedes se queden de siete a catorce días y hasta un mes o tres para realizarse tratamientos con los últimos avances y para disfrutar de todo un estilo de vida saludable. Se trata de amor, de amarse, de cuidarse con lo mejor. Paso un rato con Eros en la terraza de nuestra suite hasta que aparecen las estrellas. Me ducho con los amenities del Sha, su aroma es fabuloso. Con más colágeno y elastina, subo a Shamadi para continuar alimentando a mi cuerpo con nutrientes adecuados para mí y de primera calidad.
El próximo viernes compartiré más detalles de mi estancia en el Sha.
Texto: Christian Oliva-Vélez
Fotos: David Suárez
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