Nos despedimos de Innsbruck paseando y disfrutando de una panorámica única en el mundo.
Quedan pocas horas para dejar Innsbruck. Eros regala ternura entre sábanas blancas. Abro las ventanas del cuarto. Me despido de la luz y de los colores del amanecer de Innsbruck. Paseando en dirección a la catedral de Santiago, un hombre joven, guapo y bien vestido camina tranquilo hacia su trabajo. Debajo del Tejadillo de Oro, una pareja de hombres, con tijera en mano, celebra su enlace creando un corazón en otra sábana blanca.
Los comercios están abriendo sus puertas (horario: 09:30 hs y cierran a las 17 o 18 hs). En el número 39 de la calle Herzog-Friedrich-Straße, como una malvada corrupta, la mosca gigante, realizada en cristales de Swarovski, no nos quita los ojos de encima. Entramos en Grüne Erde, tiene productos ideales y ecológicos de la región (calle Herzog-Friedrich-Str. 8).
- Desde nuestra habitación con vistas.
- Torre de la ciudad (año 1450) tiene 31 m y, después de subir 133 escalones, tendrás una vista espectacular de la ciudad.
- Callejuelas del barrio antiguo.
- Callejuelas del barrio antiguo.
- Ayuntamiento.
- Joven de camino a su trabajo.
- Catedral de Innsbruck.
- Reloj de la catedral de Innsbruck.
- Recién casados y su corazón de sábana blanca.
- Mosca gigante en el escaparate de Swarovski.
Comiendo con vistas panorámicas únicas
Nordkette, la Joya de los Alpes, me llama. Desde una calle de adoquines, miro hacia arriba. Me olvido de las compras, Eros se divertirá más en las alturas. En 20 minutos, con el funicular Nordkttenbahnen y luego con el teleférico, llegamos hasta casi los 2.300 metros de altitud.
Después un ruta de Alta Montaña, nos dimos un homenaje tirolés contemplando la panorámica. Conversamos. Imaginamos a Aníbal y su paso por estas montañas. El silencio lo coronó el vuelo de un cuervo grande, él estuvo en el pasado y seguirá estando hoy.
- Estación del funicular Nordkettenbahnen diseñada por Zaha Hadid.
- En el moderno funicular de Nordkettenbahnen.
- Eros y yo con David Suárez Fernández en Nordkette.
- Cuervo grande sobrevolando la cordillera de Nordkette.
- La última comida en Innsbruck, aquí arriba, la cocina está abierta todo el día.
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Aeropuerto de Múnich
Poco después, volamos a Madrid —y, en menos de un mes, haremos Barcelona, Madrid, Salamanca, París, Sierra de Gredos y Buenos Aires—. Hicimos el check-out del hotel Innsbruck. Salimos en un transfer a las 15:00. A las 17:30 ya estábamos en el aeropuerto de Múnich. Como de costumbre, tocó hacer el check-in. Llevé a Eros a la calle para que hiciera sus cosas. Él ya sabe que no tiene mucho tiempo y que debe hacer pis en el primer árbol o bolardo.
En el área de control pasaron por el pelo de Eros una cinta que fue analizada en dos segundos, esta detecta explosivos. Suelen hacer lo mismo con los equipos de fotografía y electrónica. Los funcionarios fueron muy amables, aprecio mucho el buen trato y lo agradecí en su idioma. Embarcamos. Eros iba dentro de su transportín y entre mis piernas. Recuerdo mirar por la ventanilla. Mis ojos dicen “hasta pronto”, imposible recordar las veces que hice lo mismo. Despegamos, cuando lo hacemos, acarició a Eros porque ese momento le incomoda.
Echo de menos Austria. Nunca olvidaremos esta aventura diseñada por Innsbruck Tourismus en comunión con la naturaleza tirolesa y su historia. Después de casi tres horas de vuelo, tomamos tierra en Madrid. Siempre me ha emocionado aterrizar en la capital del Reino de España. Acabo aquí mi mundo de ayer, como Stefan Zweig, ojalá este sea otro de mis capítulos de mis “Memorias de un europeo” y que aún queden muchos que vivir con Eros y, por qué no, también con David.
- Con el pasaporte de Eros y mi DNI, esperando a ser atendidos en facturación.
- Abordo, Eros está debajo de mi asiento en su transportín.
Me ha encantado.
Muchas gracias por tus palabras.
Seguro que pronto volvemos a trabajar juntos los tres.
#NoAlAbandono ????