A pocos días del 80 cumpleaños de la reina, conoceremos la parte moderna de Oslo y Eros se encontrará con un tigre.
Cruzamos la calle. Pasamos por el edificio de la Bolsa de Oslo. Mirando al Fiordo y al sol, hay trabajadores comiendo. Me topo con un iceberg; más bien se trata de la Ópera de Oslo, revestida en mármol de Carrara blanco, con ella se inició en 2008 un gran proyecto urbanístico. Es un edificio muy popular, la gente recorre su tejado, se baña en el agua helada y toma el sol. Están construyendo edificios modernos —muy criticados—.
En obras está el nuevo Museo de Edvard Munch, lo firma el español Juan Herreros y será inaugurado en 2020. Detrás, bosques y la colina de Ekeberg, que le dio nombre a la ciudad en la época que se incendiaba y fue mudada. Oslo significa “la llanura bajo la colina” o “la colina de los dioses”. En esa colina hay un sendero por donde caminó Edvard Munch (1863–1944) e inspiró “El grito” (1893), su obra más emblemática —nos falta tiempo para pasear por allí con Eros—. El mejor pintor noruego de todos los tiempos era campesino y consideraba a Oslo como una gran ciudad; en aquel entonces había mucha inseguridad y hambre. Hoy su legado se exhibe en la capital del segundo país más rico del mundo.
La Ciudad del Tigre
Eros se expresa moviendo el rabo. Oxígeno puro. 25 grados. Por la correa circula mucho entusiasmo. Veo un felino, gigante e inmóvil, y Eros no le ladra. Estamos en la Estación Central. El Tigre (1950), obra de Elena Engelsen, está realizada en bronce y tiene 4,5 metros de largo. Este es un símbolo de identidad de la capital. Este animal evoca lo que Munch vivió y escribió en la segunda mitad del 1800, “Oslo es una ciudad fría y peligrosa como un tigre”. Pero dicen que está inspirado en el poema «Sidste Sang» (1870) del poeta Bjørnstjerne Bjørnson, donde se describe una lucha entre un caballo y un tigre; el tigre representa la ciudad peligrosa y el caballo el campo seguro. Qué coincidencia, ¿quién habrá sido el primero, el artista o el poeta? En cualquier caso, a Oslo se la conoce como Tigerstaden, en castellano “La ciudad del tigre”.
Repique de campanas por un Nobel
Junto al Parlamento, una pareja de viajeros con perro, el Hotel Grand Oslo, el más lujoso y tradicional desde 1874, es donde se hospedan las grandes personalidades, como los premiados con un Nobel, y el mítico Grand Café —estaban reformándolo—; era muy importante, acudían artistas, filósofos y demás personas excepcionales. Por cierto, en memoria de Alfred Nobel (1833-1896), creador del Premio Nobel, cada 15 minutos repican las campanas del Ayuntamiento (desde las 7 am hasta las 0 pm de lunes a domingo). Escucho una melodía, viene del Teatro Nacional, donde todos los días recurren a la música para señalar la hora. Esculturas de músicos, directores de orquesta y escritores. Flores y fuentes.
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