Viajamos a Bohemia Central. Estamos en la impresionante Kutná Hora, la joya de República Checa. Es un destino sorprendente. Sus monumentos sin igual, el arte y su gastronomía me tienen embelesado.
9:30. Un coche nos lleva hasta Kutná Hora, patrimonio de la UNESCO, a 60km de Praga. Como Eros no puede jugar con los huesos del Osario de Sedlec, nos fuimos a visitar Santa Bárbara. Es impresionante, cuánta belleza. El gótico lo percibo como actual, ¿será quizás por “Juego de Tronos”? En la basílica consagrada a la protectora de los mineros, todo es equilibrio, armonía. Observo con detenimiento una talla de policromía gótica, asientos de madera ricamente tallada y la imagen de un minero. Estos últimos trabajaban, en las minas de plata, seis días a la semana. Cada domingo, en el medioevo, la lujuria se adueñaba de esta ciudad real.

Iglesia de Santa Bárbara, un entorno histórico para ser disfrutado al máximo.

Jugando con Eros en Kutná Hora.
- Pináculos de Santa Bárbara, estilo arquitectónico gótico-tardío.
- Botaguas.
- Bóveda con escudos, gremios y entramado de flores y ramas en la cúpula.
- Santa Bárbara, patrona de todos los mineros.
- Bancos de madera tallada de s. XV.
- Escultura de un minero.
- Frescos medievales en las paredes.
- En la galería, a 4 o 5 metros de altura, esculturas de madera de tilo.
- Órgano de 4.000 tubos, funciona.
Catando vinos al sol y descubriendo el trabajo de Pavel Brázda
Al sol, cato los vinos Bio de Lukas Rudolfsky en su viñedo. Estamos al lado del Colegio Jesuita y de las estatuas del mirador, inspiradas en las del puente de Carlos IV (Praga). El edificio barroco alberga la galería GASK de arte contemporáneo. El contraste es brutal. Visité la antigua farmacia de los monjes y la exposición de Pavel Brázda, la obra de este distinguido outsider retrata el aspecto positivo y negativo de nuestra psique. Eros me esperó unos minutos con mi guía en la antesala.

Viñedo de Lukas Rudolfsky y el Colegio Jesuita.
- Detalle escultórico del Puente de Carlos.
- Vídeo instalación en la galería GASK.
- Antigua farmacia del Colegio Jesuita.
- En un perro en la obra de Pavel Brázda.
- Vistas imponentes de Santa Bárbara, el viñedo y el Colegio Jesuita.
La plata, el material precioso que enriqueció al reino de Bohemia
Es evidente que Kutná Hora fue una ciudad muy rica. Entramos en el patio de la Corte Italiana, el corazón económico del reino de Bohemia durante 400 años. Aquí se acuñaban las monedas del reino. Dentro de este castillo, con Eros en brazos, me reúno con David, mi guía. Con él, viajo a la Alta Edad Media.

Corte Italiana.
Gastronomía típica en una taberna de estilo medieval
Para no romper la magia, tenemos una mesa reservada en la taberna Dacicky (calle Rakova 8, 15,50€ p/p). De verdad que esto parece de película, el ambiente es medieval. Nos sentamos en el patio, Eros descansa al sol. Probé algunos platos de la cocina tradicional con knedlik (guarnición tradicional checa a base de harina, huevo y levadura), su cerveza artesanal (500 cc, 1 €) y no faltó un chupito de becherovka, un licor de hierbas exquisito, su receta es secreta.

Knedlik.
Con tanto para disfrutar, cómo no continuar. Kutná Hora es para quedarse un par de días, el hotel Opat es dog friendly (extra por noche, 8€). De regreso a Praga, le pido a Pepa, mi chófer, hacer una parada en el campo. Qué paisaje maravilloso. Mantos de hierba, tierra y flores amarillas, parece un cuadro. Estas últimas son las repka, de este cultivo extraen el aceite que utiliza todo el pueblo checo para cocinar. Vimos venados. Al acercarnos, se alejaron. Llegamos hasta un bosque de tilos, abracé uno de ellos. El próximo jueves conocerás cómo transcurrió nuestro último día en la República Checa.

Paseo un bosque de camino a Praga.
Texto: Christian Oliva-Vélez
Fotos: David Suárez
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