Abordo de una embarcación turística, qué bien lo pasamos contemplando la Ciudad Dorada desde el Moldava.
Kafka es Praga y Praga es Kafka, afirmó un escritor amigo suyo. Esta ciudad sin el Moldava es como una orquesta sin director. Praga no te suelta, sentenció Kafka. Creo comprender estos sentimientos al visitar la Ciudad Dorada.
Compré una gorra, un diseño típico de la Primera República Checoslovaca, en la mejor sombrerería y dos billetes para un paseo por el río Moldava. Salimos desde el puente de Carlos. Bajo las ventanillas del barco. La brisa es fresca. Las orejas de Eros se agitan como las de Dumbo. De frente se alza el Castillo y, a babor, el Museo Kampa. Desde la proa, saludamos a otras embarcaciones pintorescas, a patos y a cisnes. Esta perspectiva es un plan indispensable. Yo aquí, echaría el ancla: ¡qué belleza!
Jersey y pantalón DOCKERS Gorra TONAK Zapatillas GEOX Gafas GUCCI Reloj MONTBLANC Arnés y correa MASCOBOUTIQUE
Texto: Christian Oliva-Vélez
Fotos: David Suárez
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