Una poesía de alimentos bio, perfumes refinados, estuario, instalaciones y un clásico de Porsche hacen inolvidable mis últimas horas en Nantes.
Seguimos por la rivera. A nuestra izquierda pasamos por algunos talleres de artesanos. Comemos en La cantine du Voyage, se creó cuando en 2013 Nantes fue nombrada “European Green Capital” y solo abre cuatro meses al año. Nos sentamos en una de las tantas mesas largas de madera realizadas por Wudthing. Sobre su modelo “T-Table”, sirven un único menú que no cambia, solo se elige la bebida y el postre, todos son caseros. De entrada, una ensalada de la huerta con vegetales recogidos en su huerto ubicado en la entrada de la cantina. Como plato principal, un pollo de calidad certificada con patatas. Al sol y mirando al Loira, hay tumbonas de los colores de la bandera y una pista de petanca.
Saboreando el pastel de Nantes que comí, volvemos. Los anillos nos miran. Pasamos otra vez entre las piernas amarillas de “Titán”. A la derecha, dejamos Les Machines. Qué ganas de disfrutar más tiempo de Nantes, me fascina. Para ver las demás instalaciones de arte habría que tomar un barco por el Estuario Nantes <>Saint-Nazaire. Utilizando el Pass, se puede llegar hasta Ville Cheminée, un hotel con una habitación, y a “La Maison dans la Loire”, una instalación que se hunde en el río. Este territorio desencaja, resulta mágico y despierta la imaginación. Recréate con el siguiente vídeo arte filmado en el estuario y te harás una idea de la originalidad de esta ciudad.
Todo lo que uno puede imaginar, otros podrán hacerlo realidad. Julio Verne.
De regreso al hotel, para hacer el check-out, veo que la Línea Verde se pierde por unas escaleras. En lugar de volver a Madrid seguiría disfrutando del poético tour por Nantes. Antes de irme, me hago con más sabores y aromas inigualables. Pasé por la fromagerie de Beillevaire. Compré mantequilla demi-sel croquant con flor de sal de la isla de Noirmountier para mí y para regalar. Los perfumes me fascinan. En la boutique de Divine, descubrí “L’homme de cœur”, su fórmula es de las más increíbles que he olido en mi vida (50 ml, 95 €). El blend creado por Yvon Mouchel, compuesto por iris, angélica, bayas de enebro y ciprés, me ha llegado al corazón, como Nantes.
En el barrio de Graslin, damos un paseo por Cours Cambronne. Un señor se queda fascinado con Eros. Conversamos y me enseña su “Porsche Super 90 cabriolet”. Damos una vuelta. Con este allure termina nuestro viaje a Nantes. Iberia Regional Air Nostrum nos trae a Madrid. Con su acostumbrada puntualidad y un servicio abordo estupendo me tiene conquistado. Además, como la compañía no para de estrenar nuevas rutas resulta muy tentadora. Arvoir Nantes!
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