Vivimos una tarde multisensorial en París. Perfumes nicho, jardines de palacios, la pastelería favorita de Luis XV y, en el hotel Le Pradey, dormimos en una suite firmada por Hermès.
Regresamos a Marais desde el concept store Merci Merci, donde comimos. Una de las direcciones con más rollo de París. En la calle Vieille du Temple encontré unos perros en la cornisa de un palacio extraordinario, se trata de la trasera del Museo Picasso. Los miré desde el otro lado de la verja del Jardín Hôtel Salé-Léonor Fini, un parque QualiPARIS; en estos, los perros no pueden acceder. Enfrente, un bulldog era ordeñado por un hombre, obra contemporánea que decora la entrada de una inmobiliaria.
Recorriendo los locales más atractivos de Le Marais
En París busqué el gel limpiador Animal, uno de los champús que más me gustan para perro, en la tienda de la australiana Aesop. Cruzando, en el elegante ambiente inglés creado por Penhaligon´s, descubrí ‘Portraits’; una historia olfativa de ficción que está representada por cabezas de animales. El suelo olería de maravilla porque Eros se revolcó. Él detecta aromas sublimes o repugnantes y pierde la cabeza.
Paseando por el barrio de Víctor Hugo
Recién perfumados, entramos en las galerías de arte de la Place de Voges. En una de ellas, encontramos un otro bulldog, este era gigante y plateado. Llegamos hasta el número 6, donde vivió Víctor Hugo. Cruzamos el patio y jardín del Hôtel de Sully, en esta residencia se alojaron madame de Sévigné y Voltaire.
La pastelería favorita de El Bien Amado
No me olvidé de mi postre. De camino por la calle de Francs Bourgeois, me asomé para mirar el Musée des Archives Nationales, qué bonito palacio. Pasamos por el Centro Pompidou, que celebra su 40º aniversario. Doce minutos después, entré con Eros en Stohrer, patissier-traiteur del año 1730 y la más antigua de la ciudad. Stohrer fue el pastelero oficial de Luis XV (llamado El Bien Amado). Pronto encontrarás en mi ‘Guía’ más detalles de nuestra visita a esta catedral del dulce.
Nos esperaban en el hotel donde pasamos la noche —del cambio y traslado de equipaje se encargó el mismo propietario—. Por Rivoli, giramos en Saint-Roch y, a mitad de calle, entramos en Le Pradey. Pronto podrás descubrir nuestro nuevo hotel en la sección ‘Guía’.
Noche en el distrito más exclusivo de París
Estuvimos alojados al lado del Louvre, donde hay un parque excepcional. La ubicación es inmejorable. Llegó la noche. La atmósfera del barrio era elegante. No conseguí mesa dog friendly cerca y terminamos cenando en Au Pied de Cochon (menú 37 € y vino 14,90 €). En esta brasserie comió Jacques Chirac, María Callas, Gad Elmaleh y Lambert Wilson entre otras personalidades; abre las 24 horas y los siete días de la semana. Aún saboreo su pan con mantequilla, el puré, la crème brûlée y los profiteroles bañados con chocolate.
Cerré nuestra noche parisina dando un paseo hasta el emblemático puente Alexandre III. Al llegar, me quedé fascinado con “la dame de fer” (la dama de hierro). Aquella velada, llevó sus nuevo vestido de diamantes. La Torre Eiffel, símbolo de Francia y emblema de París, brilló. Retiré de mi cama la manta naranja de chachemire de Hermès. Hidraté mi cuerpo con la crema de Eau d`orange verte. Mirando a los tejados de estilo Haussman, me sumergí en una nube. Abrí «París no se acaba nunca» de Enrique Vila-Matas. Así de única fue nuestra experiencia. El próximo jueves, desvelaré más secretos dog friendly de París.
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